Lenguaje: Formal e Informal | Resumen Teachy
Érase una vez, en una tierra no tan lejana, una escuela llamada Escuela del Saber Digital. En esta escuela, la profesora Luna había preparado una clase especial sobre Lenguaje Formal e Informal para sus alumnos de 7º grado. Pero Luna no quería una clase común; quería que sus alumnos se sumergieran en la metalengua de una manera mágica, a través de una historia interactiva.
Un día, mientras la clase estaba reunida en una sala iluminada por el suave resplandor de las pantallas de sus teléfonos móviles, Luna les contó sobre dos reinos mágicos: el Reino de la Formalidad y el Reino de la Informalidad. Estos dos reinos coexistían en un gran continente llamado Lenguaje, y cada uno tenía sus peculiaridades y reglas. Los alumnos quedaron inmediatamente cautivados por la historia, listos para descubrir más sobre estas tierras encantadas.
En el Reino de la Formalidad, todo era muy organizado y elegante. Los habitantes usaban vestimentas refinadas, hablaban con mucha cortesía y eran extremadamente detallistas. Las calles estaban pavimentadas con mármol brillante, y los jardines impecablemente cuidados transmitían una sensación de orden y serenidad. Seguían protocolos estrictos y sabían que cada palabra dicha tenía un propósito específico. Sus cartas oficiales siempre comenzaban con 'Estimado' o 'Prezado', y usaban frecuentemente palabras como 'cordialmente' y 'atentamente'. Cada mirada o gesto era cuidadosamente medido para no ofender o desrespetar a nadie.
Un hermoso día, el Rey de la Formalidad, preocupado por la comunicación entre los reinos, convocó al Consejo de los Sabios para discutir una importante cuestión: '¿Cómo podemos comunicar eficientemente nuestras leyes y regulaciones con el Reino de la Informalidad sin perder la elegancia de nuestro lenguaje?'. Los sabios se sentaron en una larga mesa de roble, ornamentada con libros antiguos y plumas sumergidas en tinta plateada. Tras una larga discusión, el más viejo de los sabios sugirió que deberían crear un manual de etiqueta bilingüe que explicaría las reglas del Reino de la Formalidad de una forma más accesible para los habitantes del Reino de la Informalidad.
Mientras tanto, al otro lado del continente, el Reino de la Informalidad era un lugar vibrante y relajado. Aquí, los habitantes se vestían de manera casual, hablaban de forma desenfadada y usaban jerga y abreviaturas. Las calles estaban decoradas con murales coloridos y el sonido de risas y conversaciones amistosas resonaba constantemente. La Reina de la Informalidad adoraba la espontaneidad y el dinamismo de su pueblo, pero estaba curiosa sobre cómo podrían hacerse entender en ocasiones más solemnes, donde el lenguaje necesita ser más cuidadoso. '¿Cómo podemos adaptar nuestro lenguaje para ser comprendidos cuando visitamos el Reino de la Formalidad?', se preguntaba mientras caminaba por el jardín de su castillo.
La reina reunió a sus consejeros más cercanos, un grupo diverso de poetas, músicos y jóvenes líderes comunitarios, todos conocidos por su creatividad. Propusieron que los ciudadanos del Reino de la Informalidad asistiesen a presentaciones teatrales que mostrarían interacciones formales de manera divertida y educativa. Las obras fueron un éxito, y los habitantes comenzaron a entender mejor la importancia y la belleza del lenguaje formal en determinados contextos.
Para ayudar a conectar estos dos reinos en la mente de los alumnos, Luna propuso una aventura práctica. Divididos en grupos, los estudiantes debían crear historias digitales representando escenarios de estos reinos. Usando teléfonos móviles y aplicaciones de edición de videos, los grupos produjeron pequeños filmes. Cada película presentaba una situación que requería el lenguaje formal, como una entrevista de trabajo en el Reino de la Formalidad, y otra que necesitaba de lenguaje informal, similar a una conversación animada en una fiesta en el Reino de la Informalidad. Los alumnos se sumergieron en sus guiones con entusiasmo, explorando las matices de cada tipo de lenguaje.
Durante la producción de los filmes, los alumnos enfrentaron desafíos como elegir las palabras correctas, ajustar el tono de voz y hasta la postura corporal. Se dieron cuenta de que el lenguaje formal no era solo cuestión de usar palabras complicadas, sino también de mostrar respeto y claridad. En el Reino de la Informalidad, también aprendieron la importancia de la empatía y la conexión emocional al comunicarse de forma más relajada y personal. El principal descubrimiento fue que la comunicación eficiente depende del contexto y la intención, y que ambos tipos de lenguaje tienen su valor y lugar.
Además, Luna introdujo un desafío final, un gran juego de preguntas y respuestas usando aplicaciones como Kahoot! y Quizizz. Los alumnos, en equipos, respondieron preguntas sobre cuándo y dónde utilizar el lenguaje formal o informal. Cada pregunta correcta sumaba puntos para el equipo y generaba una oleada de aplausos y celebraciones. Algunas de las preguntas más desafiantes involucraban situaciones ambiguas, donde los alumnos tenían que justificar sus elecciones, lo que provocaba debates acalorados y profundas reflexiones.
A medida que las preguntas se volvían más complejas, los alumnos se dieron cuenta de la importancia de entender el contexto y el público al escoger el lenguaje apropiado. Reaccionaban con entusiasmo y determinación, muchas veces discutiendo con sus compañeros para llegar a la mejor respuesta. Al final, el equipo ganador recibió premios simbólicos, pero todos los alumnos se marcharon con un entendimiento más robusto sobre la importancia del lenguaje.
Al término de la aventura, Luna condujo una rueda de conversación donde cada equipo compartió sus experiencias. Los alumnos reflexionaron sobre cómo esta práctica de modificar el lenguaje según el contexto no solo ayudaba en la escuela, sino también en el mundo digital y fuera de él. Se dieron cuenta de que saber cuándo usar un lenguaje más formal o informal puede evitar muchos problemas y facilitar la comunicación en redes sociales, correos electrónicos y hasta en conversaciones del día a día. Las historias compartidas estaban llenas de momentos de aprendizaje, errores divertidos y logros significativos.
Los estudiantes se dieron cuenta de que dominar tanto el lenguaje formal como el informal los hacía más versátiles y capaces de adaptarse a diferentes situaciones. Discutieron cómo estas habilidades podrían ser útiles en entrevistas de trabajo, presentaciones escolares y hasta en la convivencia con familia y amigos. También reflexionaron sobre la importancia de respetar las diferencias culturales y lingüísticas, comprendiendo que cada forma de comunicación tiene su valor único.
Y así, con un nuevo entendimiento y respeto por las matices del lenguaje, los dos reinos se volvieron más cercanos que nunca. Los estudiantes de la Escuela del Saber Digital vivieron felices para siempre, mucho más preparados para el mundo de las palabras, en cualquier reino que pudieran encontrar. Y, así como los reinos mágicos de su historia, aprendieron que la comunicación eficaz es la clave para construir puentes y fortalecer relaciones, ya sea en la tierra encantada del lenguaje o en el mundo real.